La llegada de un bebé a una casa siempre es motivo de alegría, aunque suponga muchos cambios en nuestra vida. Cómo todos los miembros de la familia, si tenéis perro, éste también debe adaptarse a la nueva situación, pero en su caso es mejor que realicéis una preparación previa.
Lo primero haced una lista con los cambios que va a suponer el bebé y como van a repercutir en los hábitos de vuestro perro: sus horarios de paseo, va a haber barreras en casa, va a cambiar su sitio de dormir, no subirse al sofá,… y comenzar a habituarlo de forma gradual.
Acostumbrarlo al nuevo entorno
También es conveniente que se acostumbre a los muebles y accesorios del bebé. Con el carrito del bebé, por ejemplo, una vez que se ha habituado a él, descubridle que es un elemento que se mueve y mostradle el movimiento.
Otra buena idea es que lo vayáis habituando a los sonidos que tendréis en un futuro próximo en casa. Ponedle grabaciones de llantos de bebés, bajitos al principio, asociándolos con cosas positivas para el animal.
Cambiad el tono
Si sois de los que habláis a vuestro perro como a un niño, id cambiando ese tono cuando os vayáis dirigiendo a él poco a poco. Así cuando llegue el bebé tendrá claro a quién os dirigís.
Órdenes básicas
Si vuestro perro todavía no ha aprendido algunas órdenes básicas, antes de la llegada del niño es el momento adecuado de enseñarle, por lo menos, a tumbarse y levantarse. Practicad junto a él con un muñeco lo más real posible lo que haréis como padres o madres, cambio de pañales, mecerlo, dar de mamar, etc. y premia al perro cuando veas que está tranquilo mientras realizas todas esas acciones.
Si tenéis amigos o familiares que tienen un bebé, podéis acercar el perro (siempre adecuadamente atado y controlado), para observar su actitud.
Por lo general estos consejos pueden allanar la nueva situación a vuestro animal, pero en algunos casos no son suficientes. Si vuestro perro no ha tenido nunca contacto con niños y desconocéis que reacción va a tener hacia ellos, si ha gruñido o mordido alguna vez a alguna persona, si caza o persigue animales como pájaros o gatos o si por lo general evita los niños o se les queda mirando con fijeza y en tensión, pedidnos hora en la clínica y estudiamos el caso de forma más detallada.
