Cambios de comportamiento en gatos mayores: ¿cuándo preocuparse?

Cambios de comportamiento en los gatos mayores

Convivir con un gato es compartir la vida con un animal complejo, observador y, en muchos casos, sutil en sus señales. A medida que envejece, es frecuente notar cambios en su comportamiento, algunos normales y otros que pueden reflejar problemas físicos o neurológicos. Saber diferenciarlos es clave para ofrecerle una vejez cómoda y saludable.

El envejecimiento en gatos: una etapa que requiere observación

Un gato se considera “maduro” a partir de los 7 años, “sénior” desde los 11, y “geriátrico” a partir de los 15, según la clasificación de la American Association of Feline Practitioners (AAFP). A partir de esta etapa, su cuerpo y cerebro experimentan cambios que pueden afectar su conducta, a veces de forma imperceptible al principio.

Cambios de comportamiento esperables

No todos los cambios indican una enfermedad, pero es importante estar atentos. Entre los más frecuentes:

  • Mayor somnolencia y reducción de la actividad física.
  • Pérdida de interés por el juego o los estímulos habituales.
  • Cambios en el patrón de sueño: dormir más de día y estar inquietos por la noche.
  • Desorientación ocasional, quedarse mirando fijamente rincones o caminar sin rumbo.
  • Alteraciones en la interacción social: algunos gatos se vuelven más dependientes, otros se aíslan.
  • Vocalizaciones inusuales, especialmente nocturnas.
  • Problemas de eliminación: orinar fuera del arenero puede deberse a dolor, artrosis o deterioro cognitivo.

Síndrome de disfunción cognitiva felina

El llamado “síndrome de disfunción cognitiva felina” (SDCF) es una afección neurodegenerativa parecida al Alzheimer en humanos. Según estudios de la Universidad de Cornell y del Behavior Service de la Universidad de California-Davis, se estima que afecta a más del 35% de los gatos mayores de 11 años, y a más del 50% de los mayores de 15.

Los signos más comunes del SDCF incluyen:

  • Desorientación incluso en espacios familiares.
  • Vocalización excesiva especialmente durante la noche.
  • Cambio en el ciclo de sueño-vigilia.
  • Alteración de la conducta social: menos tolerancia, cambios de apego.
  • Pérdida de hábitos higiénicos: como dejar de usar el arenero correctamente.
  • Disminución en el interés por la comida o el agua sin causa médica aparente.

¿Cuándo preocuparse?

Algunos comportamientos atribuibles al envejecimiento pueden deberse en realidad a enfermedades tratables. Según la AAFP y el Colegio Americano de Medicina Interna Veterinaria (ACVIM), hay que acudir al veterinario si el gato:

  • Deja de comer o beber repentinamente.
  • Se muestra agresivo o muy temeroso sin motivo claro.
  • Vocaliza de forma insistente o llora por la noche.
  • Pierde el control de esfínteres.
  • Se muestra desorientado o aturdido con frecuencia.
  • Tiene episodios de ansiedad o confusión.

Enfermedades comunes que alteran el comportamiento en gatos mayores

Algunas patologías frecuentes en gatos sénior también pueden alterar su conducta:

  • Hipertiroidismo: genera hiperactividad, irritabilidad, aumento de vocalización, hambre excesiva.
  • Enfermedad renal crónica: provoca letargia, deshidratación, pérdida de apetito, y puede generar malestar que cambie su conducta.
  • Dolor crónico (artrosis): lleva a cambios de humor, reducción del movimiento, agresividad si se le manipula.
  • Problemas dentales: dolor que les lleva a evitar comer o a comportarse de forma defensiva.
  • Pérdida sensorial: sordera o ceguera pueden derivar en sobresaltos, ansiedad o aislamiento.

Qué hacer ante un cambio de comportamiento

Ante cualquier cambio inusual, el primer paso es descartar causas físicas mediante una revisión geriátrica completa: análisis de sangre y orina, control de la presión arterial, exploración neurológica y, si es necesario, pruebas por imagen.

Si el diagnóstico confirma que se trata del síndrome de disfunción cognitiva o de una enfermedad crónica, existen herramientas para mejorar su calidad de vida:

  • Fármacos específicos, como la selegilina (usada con cautela en gatos) o suplementos nutricionales con antioxidantes, ácidos grasos omega-3, vitaminas B, etc.
  • Cambios ambientales: mantener una rutina predecible, evitar mover muebles o modificar espacios.
  • Enriquecimiento ambiental adaptado: juguetes suaves, rascadores accesibles, escondites tranquilos.
  • Aseo fácil: bandejas de arena más accesibles, camas con entrada baja, rampas si es necesario.
  • Control del dolor, en caso de artrosis u otras enfermedades crónicas.

Cuidar de un gato anciano: una labor delicada pero gratificante

Los gatos mayores pueden seguir disfrutando de una vida plena si se les presta la atención y cuidados adecuados. Observarlos con atención, adaptar su entorno y realizar visitas periódicas al veterinario son acciones clave para detectar precozmente cualquier problema.

Vivir con un gato sénior requiere paciencia y empatía, pero también puede fortalecer el vínculo. En muchas ocasiones, los cambios de comportamiento son la única pista de que algo no va bien. Saber interpretarlos puede marcar una gran diferencia en su bienestar.